vida cotidiana
de las mejores comidas que conozco: unos espaguetis finos cocidos en el caldo de unas pocas hortalizas con pollo, rehogados luego en una sartén con un poco de perejil picado y aceite de oliva virgen, acompañados tan sólo por alguno de esos mismos trozos de pollo y verduras del caldo pasados así mismo por la sartén, un cuenco de ensalada de lechuga fresca con bastante limón y un poquito de aceite y sal, y al lado una botella de vino tinto de Navarra, por ejemplo, que es el que he bebido yo. No necesitas nada más para sentirte fuerte y feliz comiendo, tan sólo aumentar o disminuir alguno de los componentes en favor de otro para obtener así un alimento sano y completo como pocos para estos mediodías de verano
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