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jueves

SOPA DE CURA PÁRROCO



en primer lugar habremos de disponer de un buen caldo de ave o ternera con hortalizas, o en su defecto, y sin que le mengüe el significado, una pastilla de dicho caldo concentrado en agua. ahí echamos unas ramas de perejil, una hoja de laurel y dos dientes de ajo tal cuales, como si fuéramos a cocinar un arroz a la cubana, y ponemos a hervir. seguidamente vertemos un par de puñados de arroz blanco y luego de cinco minutos bajamos el fuego hasta casi lento. cuando quede poco para cumplirse los diecisiete minutos de rigor para el punto del arroz, corregimos de sal, retiramos el laurel, el perejil y los ajos, y echamos en su lugar un diente de ajo pelado en finas láminas y una ramita de perejil finamente picada. y aunque algo tarde he de decir que antes habremos hervido al tiempo un huevo lo justo como para que su yema aún quede blanda, cómo saber cuándo es eso? yo no lo sé con certeza, pero puedo imaginarme que habrán pasado para ello unos cuatro minutos de hervor, mas como no mido el tiempo en esa tarea lo corto sólo por intuición. seguidamente se pone a enfriar bajo el chorro de agua del grifo y se pela. cuando toda la sopa de arroz se ha llenado de lívido almidón es el momento de servirlo en un plato hondo de loza blanca guarnecido por encima con las rodajas melosas de ese huevo casi duro. luego, para comerlo, esta sopa se acompaña cerca de una aceitera de virgen de oliva, una cebolleta pelada puesta al contacto de la lumbre y tarros de especias cromáticas y cálidas como el pimentón dulce, la pimienta blanca en polvo, la negra en grano, la nuez moscada rallada, el eneldo e incluso el jengibre en polvo.
y les ruego que no me pregunten por qué denomino a ésta sopa de cura párroco y no de bocado de cardenal.